domingo, 16 de junio de 2013

Gracias Vasco!

Este es el primer año en el que, definitivamente, no compramos un regalo del día del padre. Mi viejo no está, Juan no es papa y mi suegro partió en febrero. Nunca le damos importancia al día del padre, madre, amigo, etc por razones que no viene al caso discutir aquí, pero hoy, en mi caso, unas fotos y comentarios preciosos sobre su papa, subidos por una amiga ayer sobre SU papa, dispararon en mi las ganas de aprovechar este día para recordar al Vasco, MI papa. Cuando alguien muere, generalmente, con el tiempo termina convirtiéndose prácticamente en un ser perfecto, que fue taaaan pero taaaan bueno que casi ni humano era (en ingles se dice: “Absence makes the heart grow fonder”, que significa que uno quiere mucho mas lo que ya no tiene, o algo así, en ingles me gusta mas) pero dejando de lado este fenómeno normal en la conducta humana, tratare de describir lo que mi padre significa para mi, lo que dejo en mi. Papá no tuvo una infancia feliz. A los 5 años y con una hermana de 2, vio a su mama hacer las valijas e irse con otro hombre. No interesan las razones, abandonó a sus hijos. Es así que que el viejo se crió con enormes carencias y podría haber sido un resentido, un jodido, tenía muchos justificativos para no haber sido lo que fue, ya que las experiencias pasadas por una persona están hoy a la orden del día para justificar todo tipo de malas conductas. Sin embargo con sus carencias, que se ponían de manifiesto en la sobreprotección de sus hijos (que nunca es buena), sus inseguridades que tapaba dando imagen de invencible, sus miedos a lo que no podía conocer y programar perfectamente de antemano, fue un gran hombre. Amó a mama con toda su alma. No fue un amor perfecto (nada es perfecto) pero fue un amor muy grande. La respetó, la cuidó, se rió con ella, jamás fue mezquino ni la humilló ni hizo cosas que pudieran haberla hecho sufrir. NUNCA lo ibas a escuchar decir nada malo de ella en público, sus discusiones eran privadas. Mamá, curiosamente otra persona que se quedo sin madre a los 4 años, fue su roca. Fue su AMOR. Y siempre le decía (esto nos contó mama) “Si alguna vez querés dejarme a mi, dejame, pero NUNCA dejes a los chicos”, frase totalmente innecesaria, de mas esta decirlo. AMO a sus hijos con pasión. Tuvo con cada uno de ellos una relación que tampoco fue perfecta (repito, que es perfecto?) ¿Nos malcrió un poco? Si. ¿Nos sobreprotegió en su desesperación porque nunca nos pasara nada ni nos faltara nada? Si. ¿Era muy rompe pelotas a veces? Si. Pero nos dejo un legado del cual estar absolutamente orgullosos. Nos enseño, entre otras cosas, que hay cosas que no se compran, como el honor (si, el honor, algo de lo que mucha gente se ríe burlona el día de hoy), que no se miente, que hay cosas que no corresponde hacer porque están mal y PUNTO y que hay que defender la posición que uno tiene, que se puede ser feliz y tirar para adelante a pesar de las cosas malas de la vida, que en lo de uno hay que tratar de ser lo mejor posible y creer en lo que uno hace a pesar de las criticas, que amar al país propio y estar orgulloso de nuestro origen es importante (no desde el creerse algo, sino desde el orgullo por la historia y el lugar propio), que se ayuda a quien lo necesita sin fijarse quien es, que la compasión es importante. Muchas veces siendo adolescente, luego veintiañera y hasta los 30 y pico le critiqué muchas cosas, le discutí, le puse caras de culo (quizás mi adolescencia se prolongo demasiado) y nos peleábamos de lo lindo pero me encontré años mas tarde, ya no estando el y charlando con mi psicóloga, en una de las sesiones previas a mi alta (si, aunque no lo crean, me dieron el alta!!!) sobre los padres y su huella en uno, y dije una frase que no es ninguna novedad para muchos: “Hoy ya no echo culpas a mamá y papá, ya no siento el resentimiento que a veces se crea por conductas paternas y maternas que joden. Hoy solo agradezco lo que me dieron y creo que también ellos son responsables de que yo hoy tenga tanto dentro mío, que ellos me lo trasmitieron, con su ejemplo mas que con su palabra. Tuve la suerte de poder tener una conversación de aquellas con mi viejo exactamente 20 días antes de que, sorpresivamente, muriera. Venía de varias semanas de discusiones, portazos y caras de culo, en particular, con él, y algo sucedió, que me afectó mucho (no tiene importancia que) y me encontré tirada en su cama, entre mamá y el una tarde, contándoles lo que me había pasado y llorando de pena. Papá tomo la palabra y me dijo entre otras cosas que no vienen al caso, cuan orgulloso estaba de mi, las cosas que el veía en mi que lo hacían feliz. Me llamo “mujer integra” y me dijo “Yo pienso en dos cosas a futuro que me van a hacer sentir muy feliz y orgulloso. El día en que entres de mi brazo en una iglesia y el día en que te vea con tu hijo en brazos. Que no te quepa duda, eso VA a pasar” Agradezco mucho esa charla, agradezco el haberle podido decir cuanto lo quería y lo orgullosa que estaba de el antes de que se fuera. Por supuesto a los dos o tres días ya estábamos gruñéndonos otra vez. Transité la muerte de papa con mucho dolor pero con una paz que me parecía muy rara. De nuevo hablándolo en terapia, unos meses después de morir el viejo, Yael, mi psicóloga, me dijo: “Majo, tu paz se debe a que tu papa se fue pero te dejo llena de el. Eso es evidente en todo lo que decís” Y bue… si bien ese hijo mío que él tanto esperaba nunca llegó (y de todas maneras el no lo hubiera conocido), si llegó ese HOMBRE que el tanto quería que llegara para mi, y que tiene muchas cosas parecidas a papa (cuando mi hermana mayor lo conoció me dijo por lo bajo y con una sonrisa “Che, tiene cosas que me hacen acordar al viejo”) y, saben que? Viva Freud! En mi caso, el ser amada como mi viejo me amó, me encanta! Al pasar el tiempo solo quedan los recuerdos lindos ( “the heart grows fonder” sin duda) Y mis hermanos probablemente recordaran las reuniones en su cuarto cuando todos los invitados a sus cumpleaños se habían ido, para hacer la repartija de SUS regalos entre nosotros(no se quien le regalaba todos los años la colonia Atkinsons pero le agradezco porque me la llevaba yo…es el día de hoy que el olor a colonia Inglesa es el “olor a papá”), los pavos a la York (infaltables en cualquier festejo), el milhojas de Desty para la tarde, los gatitos de menta que dejaba sobre las mesas de luz, las vacaciones en Punta y Pinamar (que pagaba con muuuucho laburo) adonde se acogía a primos, amigos y cualquier chico que necesitara pasar una noche y desayunar algo, su equipo de pesca que limpiaba cada tanto con el cuidado y el detalle que corresponde a un cirujano que se precie, el Land Rover, las botas, bombachas y pañuelito ESENCIALES para estar en el campo, la radio que captaba la de la cana (“déme su QTH” y “QSL”), los años de ser El Capitán Tormenta a bordo primero del Procyon y después del Wings (“vamos a amarinar el barco”, “no me muevas el barco chiquito”), las incursiones nocturnas a la cocina a robar un pedazo de dulce de batata o una cucharada de dulce de leche sin que lo viera mamá cuando estaba a régimen y su inefable costumbre de meterse las croquetas hirviendo en la boca y empezar a gesticular desesperado y abrir la boca inhalando fuerte a ver si así se enfriaban mientras se le llenaban los ojos de lagrimas (esperar a que se enfriara un poco la comida antes de metérsela en la boca no era opción) y su patadita en el culo, dada “de cote”, luego de firmar un boletín con mas de un “coloradito”, como el los llamaba, y que te pegaba suavecito pero firme cuando te estabas yendo (JAMAS nos levanto la mano) Y no los aburro mas y cierro con su frase de cabecera “Carajo chiquita/chiquito!” recién pasaron las perras corriendo y tiraron un par de cosas y, como lo que se hereda no se hurta, proferí un “Carajo chiquitas” y me dió risa) Te extraño mucho viejo, gracias por todo…